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Revolución Cultural




LA REVOLUCIÓN CULTURAL NEOMARXISTA,
UNA AMENAZA A LA FAMILIA



(www.accionfamilia.com)

La Educación Sexual principal arma de la Libertad Sexual Infanto - Juvenil


Las tendencias anarquizantes amenazan también al Perú en otro frente, el de la inmensa degradación moral que devasta el país, con repercusión forzosa en la institución fundamental de la sociedad, la familia. Ésta se ve hoy sujeta a una desestabilización sin precedentes, que hace estremecer sus propios fundamentos, y con ellos los de toda la sociedad civilizada. Y esa desestabilización no es fruto del acaso, sino que es promovida intencionalmente por las mismas fuerzas revolucionarias que otrora buscaron sin éxito imponer el utopismo marxista en el campo socioeconómico.

Nuestras clases dirigentes parecen no haberse percatado aún de que las corrientes político-ideológicas de izquierda impulsan hoy una revolución diferente, la llamada revolución cultural corruptora de las costumbres, que ha pasado a ser —nótese bien—  la versión más actualizada, perversa y extremada del propio comunismo.

Sería por demás extenso indicar todos los autores comunistas, socialistas y congéneres que aluden a esta neo-revolución, toda ella de carácter psicológico y tendencial. Pero sí importa, para comprenderla debidamente, señalar la lógica que la inspira: para implantar el llamado comunismo total —la anarquía— es preciso derribar la sociedad “capitalista”, centrada en la familia “burguesa”; y para desmantelar la familia se debe impulsar el desenfreno sexual sin límites.

“Abolir la familia”, meta del marxismo

Ya en el Manifiesto Comunista de 1848 Marx y Engels lanzaron su siniestra proclama: “¡Abolir la familia!” (“Aufheburg der Familie!”). Ella fue asumida y desarrollada por todos sus continuadores, entre ellos Antonio Gramsci, fundador del PC italiano y considerado el mayor ideólogo marxista de Occidente. Hacia 1930 Gramsci elaboró su novedosa concepción estratégica de que para establecer duraderamente el régimen comunista se requería primero alterar la “superestructura” de la sociedad, entendida como el sistema de convicciones, tradiciones y costumbres sociales vigente; y a este cambio le dio el nombre de revolución cultural

Desde Gramsci hasta nuestros días, los más importantes ideólogos marxistas y congéneres fueron definiendo cada vez más claramente esa nueva estrategia. Herbert Marcuse la denominó “marxismo cultural” y precisó su meta: derribar “la moral de la sociedad existente”, para así anular de antemano las resistencias a las reformas anarquizantes marxistas. Su conclusión no deja dudas: “Se acabaron la idea tradicional de revolución y la estrategia tradicional de revolución... Lo que debemos emprender es una especie de difusa y dispersa desintegración del sistema”.


Y esa desintegración está hoy en marcha acelerada. Desde la década de 1970 ella hace parte de los programas de las izquierdas políticas de Europa y América del Norte, y en particular de los partidos socialistas europeos. Estos apuntan hacia una “revolución total”, abarcando“las formas de sentir, de actuar y de pensar, una revolución en las formas de vida colectiva e individual, en suma, una revolución de la civilización”. Se la denomina también revolución psicosexual, porque su “fuerza decisiva”  de avance es la “sexualidad expansiva”, que “debe acompañar el curso de la revolución económica, social y política”. O sea, es el viejo hedonismo pagano, ahora revivido y exacerbado hasta extremos insospechados —por ejemplo, en la llamada ideología de género—, para convertirlo en arma revolucionaria desintegradora de la familia y la sociedad.


Multiforme ofensiva neopagana


A todo momento experimentamos su acometida: en la inundación de pornografía dura en la prensa “chicha” o blanda en cierta prensa “seria”, en las toneladas de telebasura moral que los canales de señal abierta arrojan cotidianamente en los hogares; en las modas siempre más vulgares, provocativas y tendientes al nudismo; en la inducción a costumbres gradualmente más permisivas, como los programas de “educación” sexual que incentivan explícita o implícitamente el libertinaje; en los planes de “salud sexual y reproductiva” que amparan ese mismo libertinaje; en las diversiones cada vez más frenéticas y desvariadas que se ofrecen a adolescentes y jóvenes; en la gigantesca presión mediática para derribar las barreras de rechazo al vicio homosexual, etc.; en suma, en la obsesión sexopátíca que satura el ambiente publicitario y cultural, empujando el país hacia una decadencia moral y social inédita en nuestra historia.


España y Chile: ¿persecución anticatólica en nombre de “derechos sexuales”?


Ciertos regímenes socialistas actuales son ejemplos de hasta dónde puede llegar ese extremismo revolucionario. En España, el gobierno Rodríguez Zapatero está empeñado no sólo en despenalizar el crimen de al aborto, sino también en una acelerada “sodomificación” legal, en la cual la homosexualidad sea no sólo erigida en seudo-derecho, sino que quienes la practiquen se conviertan en una casta privilegiada, mientras se coloca una mordaza legal en aquellos que defiendan la ley natural y moral consagrada en los Diez Mandamientos. 



Lo mismo ocurre en el vecino Chile, donde el gobierno Bachelet apoya un proyecto de ley en trámite contra la “discriminación” a los homosexuales, que prohíbe cualquier “restricción” a éstos, e impone penas de hasta cinco años de cárcel para quienes se opongan a la homosexualidad “por acción u omisión”. Así, pues, de aprobarse tal proyecto estará refrendada en Chile la persecución legal por delito de opinión contra quienes, en nombre de la moral católica sobre matrimonio y familia, se manifiesten contra la perversión homosexual.

La próxima etapa de la revolución cultural


“Un abismo clama por otro abismo” (Sal. 41, 8).

Ya se vislumbran los próximos despeñaderos en esta cadena de abominaciones. La agenda neomarxista apunta ahora hacia la “revolución sexual de los niños”, también llamada movimiento de “liberación infantil” y considerada “un punto importante de la revolución sexual”. Y no se piense que estos son tan sólo devaneos lúbricos de un puñado de depravados: al contrario, siguiendo a ultranza la lógica igualitaria y libertaria del socialismo, la legalización de la pedofilia es la meta declarada de toda una corriente ideológica actuante en varios países.


En Holanda, por ejemplo, el nuevo partido político PNVD propugna legalizar las relaciones sexuales con niños, la pornografía infantil, y hasta la zoofilia. Mucho más cerca de nosotros, el actual gobierno chileno busca consagrar “derechos sexuales” cada vez más alucinados, como el derecho de alcanzar el máximo de placer” extensivo a niños. Este delirio neopagano consta en un Proyecto Marco de Derechos Sexuales y Reproductivos actualmente en trámite, que en su art. 15 propone una educación sexual “integral” que haga posible, desde temprana edad”,el ejercicio de la sexualidad en forma plena, libre e informada”, para lo cual el Estado chileno deberá suministrar a los escolares “información” al respecto sin el previo conocimiento ni el consentimiento de los padres (art. 17, idem). La pesadilla de la “liberación infantil” neomarxista ya toca, pues, a nuestras fronteras...


Paralelamente, corifeos de la misma corriente ideológica proponen también acabar con el “tabú del incesto”, y dar así plena ciudadanía a esa práctica aberrante.


Aborto, homosexualidad, pedofilia, zoofilia, incesto... tal es la sentina moral, el mundo de pesadilla hacia la cual el socialismo conduce.  


Incomprensible omisión


Lo anterior basta para comprender hasta qué punto la nueva estrategia revolucionaria se propone acabar con la familia introduciendo la anarquía sexual, antesala de la anarquía total. Quien no tiene claro este dato crucial, simplemente no entiende nada de lo que está ocurriendo, ni de lo que pueda ocurrir, en la profundidad de la vida cultural y sociopolítica de nuestros días. Y frente a la revolución cultural en curso hará el deplorable papel —máxime si le cabe ejercer responsabilidades dirigentes espirituales o temporales— de “ciego que guía a otros ciegos” (cfr. Mat. 15,14 ).


NOTA: Cabe recordar que la justicia holandesa acaba de dar vía libre al llamado “Partido Pedófilo”, cuyo nombre oficial es NPDV -Partido del amor al prójimo, de la libertad y de la diversidad-, constituido por quienes pretenden acceder sexualmente a menores de edad sin ser penados por la ley. (Avvenire, 18-07-06).